Quiero poner
esta entrevista, ya que describe perfectamente algo que es muy difícil de
entender por nuestra mente humana, que, para conseguir paz, alegría .... hay
que amar todo lo que surja y también nos deja ver que realmente no somos lo que creemos ser .
¿Se
puede definir la Alegría?
Se
puede intentar, pero ninguna definición, ninguna palabra, puede acercarse a Lo
Que Es. Ya sea Alegría, Amor o Paz.
Sólo
la experiencia propia puede hacerte Comprender (no a un nivel intelectual,
mental) lo que Es un determinado Sentir. En este caso, la Alegría.
Y
aunque lo experimentes, tampoco podemos tener la certeza de que lo que tú
sientes es lo mismo que lo que siento yo. Así que, aunque yo te defina la
Alegría, estará muy lejos no sólo de Lo Que Es sino también de Lo Que Es para
ti.
Partiendo
de esta base que sirve para cualquier otro intento de definición de cualquier
otra “cosa”, para mí la Alegría es un estado que implica (consciente o
inconscientemente) agradecimiento. Tú no puedes estar Alegre y, a la vez,
cabreado con la Vida porque no te da lo que tú quieres. Es incompatible.
La
Alegría aparece cuando te das cuenta de que todo es perfecto. Cuando dejas de
juzgar. A ti, al Mundo y a los demás. En ese Instante, sientes que no te falta
nada. Que ya Eres todo lo que “tienes que” ser. Que no hay nada que arreglar.
Que cambiar. Que mejorar.
Y
ahí es cuando el agradecimiento por el simple hecho de estar viva, de Ser Vida,
de poder Sentir esa Vida en todas sus formas y desde nuestra maravillosa
Humanidad-Dualidad… se une a la Alegría de ser Tú. Sin ponerle al Tú ninguna
traba ni ninguna objeción.
¿Qué
la despierta en ti?
La
despierta la Comprensión de que ya estoy completa. De que ya soy en todo
momento Perfección. De que no tengo nada que alcanzar.
La
despierta la poca importancia que le doy a mi personaje, a Emma. Al personaje
de los demás. A los sucesos que me acontecen. A mis emociones. A mis
pensamientos.
La
despierta el Saberme Viva. Y Vida. Y lo increíble que es poder experimentar la
Vida tal y como el Ser Humano la experimenta. Con esa pasión. Con esa
intensidad. Con esa dualidad sin la cual no podríamos Sentirnos. Ya sea
mediante lágrimas o mediante sonrisas. Ambas son Vida. Y es La Vida (no LO que
se vive) el Milagro que la mayoría pasamos por alto.
Cuando
me desconecto de esa Comprensión, desaparece la Alegría. Que no la Perfección…
Hubo
un tiempo en el que pretendía que esa Comprensión, esa Alegría, esa Paz, fuera
permanente. Y en esa pretensión, perdía de nuevo la Alegría. Pues lo que había
debajo era miedo. ¿A qué? A la Vida. A esas formas de Vida que nos han dicho
que no son correctas, plenas, abundantes, espirituales, no-duales.
Una
trampa más de nuestra mente en la que caemos muchos. Hasta que Comprendes, de
Verdad, que la Vida lo es Todo. Tanto la “alegría” como la “pena”. Y que es el
significado que le damos, la interpretación que le damos, la creencia que le
damos, la que nos la hace sentir de una manera o de otra.
Puedo
sentir perfectamente Alegría de Vivir estando triste. Lo puedo sentir si
Comprendo que la tristeza es el mismo milagro de Vida que la alegría.
Si
me he creído que la tristeza, el vacío, la ira, el miedo, la soledad… son
emociones erróneas, son taras, son “no aptas para evolucionados-iluminados”
empezaré una lucha contra mí misma cada vez que las sienta. Querré desterrarlas
de mi vida, ignorando que mi vida no existe. Que lo que existe es La Vida que
todo lo incluye. Que todo lo Ama pues Todo Es Ella. Sin excepción.
No
hay nada que te aleje más de la Alegría que el rechazo hacia ti misma.
¿Dónde
la sientes?
No
la siento, la Soy. Y cuando Eres, el espacio donde Eres es Infinito. Es Eterno.
No hay lugar, pues es Vacío. No hay cuerpo. No hay piel.
No
hay un “dónde la siento”. Sólo hay “la siento”. Sólo hay “la Soy”.
¿Tiene
algún opuesto la Alegría?
Aunque
entiendo como ser humana los opuestos, no contemplo la Vida con opuestos.
Igual
que entiendo que la Tierra la hemos dividido en continentes, en países, en
comunidades, en provincias…, yo no la veo, no la siento “por partes”. Para mí
es todo UNO.
De
la misma manera, hemos dividido, catalogado y juzgado, los Sentires en varios.
Les hemos dado una forma. Una definición. Un significado particular a cada uno
de ellos. Diferenciando los unos de los otros. Clasificándolos en mejores y
peores. En positivos y negativos. Igual que hemos hecho con los sexos, con las
razas, con las religiones, con las ideologías, las banderas, las filosofías…
El
Ser Humano se ha dedicado a Separar la Vida, cuando la Vida es sólo UNA “cosa”
que ni siquiera tiene nombre.
E igual
hacemos con nosotros mismos. Nos separamos en buenos y malos. En carentes y
abundantes. En tristes y alegres. En tontos e inteligentes. En gordos y flacos.
En conscientes e inconscientes. En despiertos y dormidos. En terrenales y
espirituales. En duales y no duales. Cuando nada de ello existe. Cuando todos
somos “la misma cosa”: Existencia. Vida.
¿Cómo
vas a sentir Alegría si te separas de Lo Que Eres? ¿Si rechazas Lo Que Eres?
No
hay opuestos, pues no existe el “2”, sino únicamente el UNO.
¿Y
algún sinónimo?
Sinónimo
no. Pero te puedo decir que la Alegría va de la mano de la Gratitud y de la
Paz. Se dan a la vez.
¿Tiene
color, sabor, aroma, se ve?
La
Alegría, como todos los Sentires, se refleja en la mirada. Es una mirada que
brilla. Que sonríe. Que quema. Como si un cañón de Luz hubiera poseído tus
ojos.
Sabe
a Plenitud. Huele a Tierra. Y su color es el mismo que el de los Latidos.
¿Cómo
la evocarías?
Dejando
de intentar evocarla. La Alegría no se puede conseguir. No se puede lograr. Ni
alcanzar. No hay técnicas. No hay métodos.
Cualquier
pretensión de querer serla, tenerla, poseerla, será en vano. Perseguir la
Alegría es como perseguir la Felicidad. O a una mariposa. Cuanto más corras
hacia ella, más lejos de ella estarás.
La
Alegría, la Paz, la Felicidad, son estados que suceden por sí mismos. En
realidad, según cómo lo Comprendo yo, TODO sucede por sí mismo. Todo es
espontáneo. Y nosotros, nuestro personaje, forma parte de ese Todo.
Aparentemente,
nosotros hacemos algo. Nosotros evolucionamos. Nosotros aprendemos. Nosotros
cambiamos. Pero nada tiene que ver con “nosotros”. Emma no decide sentir
Alegría o miedo o ira o una Paz inmensa. Emma no decide qué pensar ni cómo
pensar ni cuándo dejar de hacerlo. Emma no decide Comprender lo que Comprende
ni cuándo lo Comprende. Emma no decide ser “consciente de” o “inconsciente de”.
Emma no decide. Igual que la oruga no decide intervenir en el proceso de
transformación a mariposa ni puede manipularlo ni no convertirse en mariposa.
Nos
creemos que hacemos algo, cuando simplemente somos canales de Vida, que ni
pinchamos ni cortamos.
No
se pueden forzar los estados. No depende de “nosotros”. No tenemos ese poder.
Somos ilimitadamente limitados en nuestra humanidad.
A
veces, siento Alegría. A veces, siento tristeza. A veces, siento ira. A veces,
agradezco. A veces, no lo hago. A veces, me doy cuenta de mis juicios. A veces,
los juicios vuelan solos sin que pueda evitarlos.
Asumir
que somos unos COMPLETOS ignorantes y que no podemos controlar la Vida
(incluyéndonos a nosotros mismo pues nosotros somos esa Vida) es el sumun de la
Sabiduría.
Si
sientes Alegría no tienes necesidad de evocarla. Si no sientes Alegría, lo
mejor que puedes hacer es Amar tu no-alegría.
¿Y
cómo Amas tu no-alegría cuando no la estás amando? No tengo ni idea. Habría que
preguntárselo a La Vida, que es la que manda…
Y
por último si hay algo que te gustaría compartir con nosotros que estamos en
este encuentro en directo por zoom, adelante.
Hace
poco escribí un artículo en el que recordaba lo Alegre que me sentía hace unos
años. La intensidad con la que vivía. El poco miedo que tenía a Sentir, a
experimentar, a Vivir. Y sufría bastante.
Hace
unos 8 años, me adentré en el mundillo “espiritual” porque quería dejar de
sufrir. Me apunté a meditación para “controlar mi mente”. Qué inocente… Y ahí
inicié un viaje hacia la Profundidad. Hacia Dentro. Y profundicé tanto que me
olvidé de Vivir. Que me separé de la intensidad de la Vida. Y cuanto más me
separaba, más la temía.
Me
metí en una burbuja espiritual donde el autonocimiento se convirtió en mi
huida.
La
Alegría innata que me caracterizaba se fue apagando poco a poco.
Hace
muy poquito que me di cuenta de que lo que en Realidad tenía era miedo. Miedo a
sentir. Miedo a que la Vida me doliera de nuevo.
Tengo
Paz, pero no siento esa Alegría de Vivir. Y no se puede sentir si la caminas
con una armadura en tu Corazón. Y hay una armadura espiritual muy potente que
muchos tienen/tenemos y bajo la que nos escudamos para no lanzarnos al Vacío.
Con
esto quiero decir que hay que saber mantener el equilibrio entre el Fuera y el
Dentro. Entre estar en Silencio y gritarle al viento. Porque si te pasas el día
profundizando, corres el peligro de desconectarte de la Vida. De la experiencia
de Vida Humana tan maravillosa que tenemos y somos.
Invito
a todos a que se arriesguen, a que sientan y vivan más y se autoconozcan menos.
A que se maravillen con la dualidad. A que se equivoquen. A que lloren. A que
se derrumben. A que se despeinen. A que también sean caos.
Que
la Vida también duele. Y que, por doler, no es menos Perfecta. Ni menos Vida.
Si
quieres Alegría, vas a tener que mojarte.
Hay
que saber cuándo retirarse del Retiro para que el Retiro no se convierta en tu
nueva máscara. En tu nuevo disfraz. Y te impida sentir “La Alegría de Ser Tú”.
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