La zona de incomodidad: cómo dominar el Universo (por Leo Babauta)
La única cosa que no puedo soportar es la
incomodidad
–Gloria
Steinem
De todas las habilidades que he aprendido en los últimos siete años de
cambios en mi vida, hay una que sobresale:
Si aprendes esta habilidad, puedes dominar casi cualquier cosa. Puedes
vencer a la procrastinación, empezar a hacer ejercicio, mantener una
dieta más saludable, aprender un nuevo idioma, afrontar los desafíos y
situaciones físicamente exigentes, explorar nuevas cosas, hablar delante del
público, dejar a un lado todo lo que sabes y convertirte en un minimalista.
Y esto es solo el principio.
Desafortunadamente, mucha gente evita la incomodidad. Quiero decir que
realmente lo evitan—al primer síntoma de él, corren en la otra dirección tan
rápido como pueden. Este es quizá el factor limitante más grande para muchas
personas, y es por eso por lo que no pueden cambiar sus hábitos.
Piensa sobre esto: mucha gente no come verduras porque no les gusta su
sabor. No estamos hablando de dolor intenso aquí, no es una tortura de
Guantánamo, sino un sabor al que simplemente no estás acostumbrado. Y por eso
comen lo que ya les gusta, los fritos y los dulces y carnes y quesos y cosas
saladas y un montón de harina procesada.
El simple acto de aprender a habituarse a algo que sabe diferente –no tan
difícil en el gran esquema de la vida—vuelve a la gente insana, a veces con
sobrepeso.
Lo sé porque yo estuve ahí muchos años. Me volví gordo y sedentario,
fumador y con un montón de deudas, con muchos trastos y procrastinación, porque
no me gustaban las cosas que me hacían sentir incómodo. Y por eso creé una vida
que era profundamente incómoda como resultado.
Lo bonito es: aprendí que un poco de incomodidad no es una cosa mala. De
hecho, puede ser algo que con un poco de entrenamiento la disfrutes. Cuando
aprendí esto, pude cambiar todo y soy todavía bastante bueno haciendo cambios a
causa de esta habilidad.
Domina tu miedo a la incomodidad y puedes dominar el universo.
Evitación de la incomodidad
Cuando la gente está estresada, a menudo se vuelven hacia los cigarros, la
comida, las compras, el alcohol, las drogas… Cualquier cosa para librarse de la
incomodidad de lo que les está estresando. Y sin embargo, si echas una mirada
atenta al estrés, verás que es un miedo infundado lo que lo causa (a menudo el
miedo a que no seamos lo suficientemente buenos), y si lo examinamos a la luz
del día empezará a desvanecerse.
Cuando la gente comienza a hacer ejercicio después de haber sido
sedentarios, se sienten incómodos. ¡Es duro! Te puede dejar dolorido. No es tan
fácil como no hacer ejercicio. No es algo que estén habituados a hacer y tienen
miedo de hacerlo mal o parecer tontos. Y por eso lo dejas después de poco
tiempo, porque es incómodo, cuando realmente no es tan horrible sentirse
incómodo por un rato. No estamos hablando de dolor insoportable, simplemente de
incomodidad.
Cuando la gente comienza una dieta más saludable a menudo no les gusta
–comer verduras y avellanas y semillas de lino y frutas y
tofú o tempeh o judías negras no es tan excitante como comer fritos, grasas,
salados o dulces. Es una forma de incomodidad cambiar tus papilas gustativas,
pero la verdad es que ocurre con facilidad si soportas un poco de incomodidad.
La incomodidad no está mal. Es solo algo a lo que no estamos acostumbrados.
Y por eso la evitamos, pero al coste no de ser capaces de cambiar las cosas, no
estar sanos, no estar abiertos a la aventura y el caos de la vida en toda su
pureza.
Dominando la incomodidad
La manera de dominar la incomodidad es llevarla con comodidad. Puede sonar
contradictorio, pero no lo es. Si tienes miedo de la incomodidad e intentas
vencerla con una actividad muy exigente, probablemente te rendirás y fracasarás
y volverás a tu comodidad.
Así que hazlo en pequeñas dosis.
- Escoge algo que no sea difícil. Por
ejemplo, la meditación. No es tan difícil: simplemente siéntate y presta
atención a tu cuerpo y respiración en el momento presente. No tienes que
vaciar la mente (solo advierte tus pensamientos), no tienes que entonar
cantos extraños, simplemente te sientas y prestas atención. Si no te gusta
la meditación, prueba una comida saludable nueva, como el kale o almendras
o quinoa. O un ejercicio fácil si eres sedentario, como andar o correr.
- Haz solo un poco. No
tienes que empezar haciendo 30 minutos de algo que no estás acostumbrado a
hacer. Solo un par de minutos. Solo empieza.
- Sal de tu zona de confort, un poco. Mi
amiga y abadesa Zen Susan O’connell tiene
una instrucción favorita de meditación que puedes usar realmente para
cualquier actividad: cuando estás meditando y siente el impulso de levantarte,
no lo hagas; cuando sientas el impulso de levantarte una segunda vez, no
lo hagas; y cuando sientas el impulso de levantarte una tercera vez,
entonces levántate. Así que sigues sentado atravesando el impulso, la
incomodidad, dos veces antes de ceder a la tercera. Es un bonito
equilibrio, ya que estás saliendo de tu zona de confort un poco. Puedes
hacer esto con el ejercicio y con muchas otras actividades –empuja un
poco.
- Observa la incomodidad.
Mírate a ti mismo según te vas sintiendo un poco incómodo: ¿estás
empezándote a quejar (internamente)? ¿Estás buscando maneras de evitarlo?
¿Hacia dónde miras? ¿Qué pasaría si sigues con ello y no haces nada?
- Sonríe. Este
no es un consejo trivial. Si puedes sonreír sin sentirte incómodo, puedes
aprender a estar contento con la incomodidad con la práctica. Cuando hice
el Goruck Challenge en 2011, fueron 13 hora de
incomodidad –tobillos ensangrentados, arena en mis zapatillas mientras
andaba y corría con más de 60 libras en mi espalda, acarreando a
compañeros de equipo y troncos, haciendo flexiones y paso del
cangrejo y otros ejercicios, necesitando ir al baño y estando
hambriento y helado. Y sin embargo, puse en práctica algo simple: intenté
mantener la sonrisa a través de toda esta incomodidad. Es una práctica
importante.
Repite esta práctica diariamente. Será extraño, quizá difícil al principio,
pero pronto tu zona de confort se expandirá. Si practicas lo suficiente, con
distintas actividades, tu zona de confort se expandirá para incluir la
incomodidad. Y entonces puedes dominar el universo.
Lo que puedes dominar ahora
Si domina la incomodidad, ¿qué puedes dominar entonces? Casi cualquier
cosa.
- Procrastinación.
Procrastinamos para evitar algo que no es cómodo, pero si aprendes a estar
con la tarea, incluso si no es confortable. La incomodidad no es mala.
Aquellos de vosotros que estáis atravesando el Módulo de procastinación en mi Sea Change Program estáis
aprendiendo sobre el tratar con la incomodidad de continuar con tu tarea
importante.
- Ejercicio.
Evitamos el ejercicio porque no es cómodo, pero si expandimos la zona
cómoda un poco cada vez, podemos conseguir que el ejercicio sea cómodo
después de repetir un poco.
- Escribir. Si
quieres escribir pero siempre parece que estás posponiéndolo, eso es
porque escribir es a menudo difícil o menos cómodo que mirar el correo
electrónico o las redes sociales (por ejemplo). Mantente con la
incomodidad y escribirás más que nunca.
- Comer sanamente. Es
sorprendente cuánto pueden cambiar tus papilas gustativas a lo largo del
tiempo, si gradualmente nos acostumbramos a comidas más sanas. Eso
significa pasar por cortos periodos de incomodidad, pero no es tan malo en
pequeñas dosis.
- Meditación.
Evitamos la incomodidad de sentarnos y no hacer nada, de enfocarnos en el
presente. Pero no es tan difícil, sólo un poco incómodo.
- Levantarse temprano.
Levantarse temprano significa estar un poco cansado por un rato, pero no
es una cosa horrible. Lee más sobre levantarse temprano.
- Aprender una lengua/instrumento.
¿Quieres aprender algo nuevo? Eso significa, por definición, hacer algo a
lo que no estás acostumbrado, y por eso a menudo lo dejamos antes de
dominar esta nueva habilidad, simplemente porque (lo has adivinado) nos
hace sentir incómodos. Mantente con la incomodidad, y en no mucho
disfrutarás aprendiendo esta nueva habilidad.
- Trastos. Los
trastos son otra forma de procrastinación. No quitas las cosas de en medio
o dejas que se acumule una pila de cosas que no necesitas, porque no es
cómodo ocuparse ahora mismo (comparado con, digamos, navegar en
Internet o ver TV). Pero ocuparte con algo justo ahora no es difícil una
vez que pasa la incomodidad.
- Leer novelas.
Tendemos a evitar el sentarnos con un libro porque nos atrae algo más
cómodo (de nuevo, navegar por Internet). Si nos podemos sentar con el
libro y un poco de incomodidad, podemos leer más.
- Bandeja de entrada vacía. Otra
forma de procrastinación: llegan algunos correos, quizá los miras, pero
pospones ocuparte de ellos justo ahora porque es más fácil no hacerlo.
- Deuda. Hay
una serie de cosas de las que nos tenemos que ocupar que son incómodas:
hacer un listado de deudas y facturas, hacer un presupuesto sencillo,
hacer cosas que son gratis en vez de comprar, etc. Pero me libré de las
deudas finalmente afrontando todas estas cosas y fue maravilloso.
- Nuevas aventuras. Mucha
gente se queda en lugares en los que se siente cómodo, lo que significa
perderse experiencias nuevas que podrían ser un poco incómodas. Incluso
cuando viajan, mucha gente se ciñe a las vistas turísticas y la
comida a la que están acostumbrados, en vez de encontrar algo extraño pero
más auténtico en una tierra nueva. Evitamos conocer a gente nueva, hablar
delante de todos, renunciar a los que sabemos, estar abierto a cosas
nuevas… para evitar la incomodidad.
Y esto es solo el principio. Dentro de cada una de esas áreas hay muchas
cosas en las que puedes trabajar en los próximos años ahora que ya no tienes
miedo de la incomodidad y que hay muchas otras áreas de exploración abiertas
para ti.
La incomodidad puede ser la llave gozosa que te abra todas las puertas.
La incomodidad es gran parte de mi plan maestro.
–Jonathan
Lethem
Comentarios